El oro blanco de 18 quilates es una opción elegante y sofisticada para quienes buscan joyería de alta calidad. Este tipo de oro está compuesto por 75% de oro puro y 25% de otros metales como plata, paladio o níquel, lo que le otorga su característico color plateado. El oro blanco de 18k es una excelente elección para la creación de anillos, collares, pulseras y otros accesorios que deslumbrarán por su brillo y durabilidad. Las características más relevantes del oro blanco de 18 quilates incluyen su resistencia a la corrosión, su brillo intenso y su versatilidad para ser combinado con diferentes piedras preciosas. En cuanto a las especificaciones técnicas, el oro blanco de 18k tiene una pureza del 75%, lo que lo convierte en una opción duradera y de alto valor. Además, su color neutro lo hace ideal para ser usado en joyería de diseño moderno y clásico, adaptándose a diferentes estilos y preferencias. En comparación con el oro amarillo de 18 quilates, el oro blanco de 18k destaca por su tonalidad plateada y su apariencia más contemporánea. Mientras que el oro amarillo es más tradicional y cálido, el oro blanco ofrece un toque de elegancia y modernidad a las piezas de joyería. Ambas opciones son excelentes en cuanto a calidad y durabilidad, por lo que la elección entre oro blanco y oro amarillo dependerá del gusto personal y el estilo de cada persona.